viernes, 3 de agosto de 2012

continúan los días de Valeria


Está claro que no estoy acostumbrado a andar fotografiando paisajes y los cielos suelen abrumarme pero las trampas inesperadas que urden esos cielos de Valeria con mi Pentax 31mm y el filtro Heliopan SH-PMC me dejan patidifuso y casi como que no sé cómo arreglármelas para revelar.
Pruebas al canto

el mar de frente, sin anestesia y mirando hacia África. No tengo polarizador, se polarizó por las suyas





Ana un rato más tarde que ayer, mirando al sur, tango, tango



y ésta, visto lo que hay para el sudeste, desde una duna




4 comentarios:

Flavia dijo...

Yo soy una experta en contemplación de playa.
Me gusta mucho la última foto, desde arriba de un médano. Se ve la amplitud de la playa, por el color de la vegetación se adivina el invierno.

También me gustan la primera, la de la ola que está rompiendo y la segunda, con las distintas rectas que forma el agua en la arena, la espuma y las olas.

Te espero en San Clemente para que sigamos sacando fotos del mar, pero apurate que se viene la primavera y se complica.

Besos,

Flavia

Daniel Rodriguez dijo...

Flavia, agosto es muy complicado porque los cuatro últimos días del mes son las jornadas de Ética en la Facultad pero, al llegar septiembre, el primer fin de semana que no me toque dar clase en Rosario me voy a San Clemente.

Laura Rivera dijo...

Este es mi tercer intento, dejé dos comentarios en la entrada anterior, pero sin resultado, ojalá esta vez me funcione.

Me gustan mucho cómo lograste reflejar los colores del mar, entre el marrón en las olas, el azul y el blanco de la espuma.

Si mirar el río me resulta tan relajante, imagino que en el mar este efecto se debe multiplicar por la inmensidad de los espacios.

Lindas fotos, especialmente la del retrato de los cuatro amigos.

Un abrazo

Daniel Rodriguez dijo...

Fijate Laura que no, al menos para mi el mar no tiene nada de relajante sino todo lo contrario. Pero en invierno se da un clima alegre entre el viento, el frío y la amable ausencia de esa agria, rancia y requetepequeña burguesía que en verano ataca en la playas.
El río es canción, ideas, figura, compañero...
El mar es amenaza.
Lo que me gusta de Valeria no es tanto el mar como la villa y la playa, las dunas y la gente tranqui en su paseo.
Lo único rumoroso es el mar.
Hay gente que medita mirarndo el mar. No es mi caso. En realidad a mi lo que me despierta confianza y serenidad es el fuego.
De esas fotos de las olitas rompiendo lo que me gusta es su minimalismo, lo mismo que la de la playa al fondo como escena sin adorno. La que me gusta es la que tomé desde la duna, eso es Valeria para mi.
El fin de semana que viene comienzo a ir a Rosario viernes por medio...